5 lecciones de las redes sociales para la iglesia de hoy

5 lecciones de las redes sociales para la iglesia de hoy

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ace un tiempo, mi tía, quien falleció hace varios años, actualizó la foto de su perfil en Facebook. ¡Fue la sensación en la familia! Gracias a Dios que escogió una foto de cuando todavía vivía; no creo que me hubiese gustado ver una foto más reciente. A mi esposa le gustó, lo compartió, comentó: “Demostrado que sí hay Internet en el cielo.”

Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él. La tierra y el cielo huyeron de su presencia, pero no encontraron ningún lugar donde esconderse.

Apocalipsis 20:11

En el cielo no hay púlpito. Hay trono, pero púlpito no. El púlpito es una pieza de tecnología religiosa muy antigua. Se desarrolló como una necesidad natural de la iglesia cuando se convirtió en religión oficial del imperio romano y comenzó a tomar los edificios del gobierno, llamados basílicas, para hacer culto.

Mentalidad de púlpito

El problema mío no es tanto con que la Iglesia se haya oficializado o que consagre edificios construidos con otros propósitos. Ni siquiera con que se use el púlpito tan necesario en reuniones multitudinarias.

Mi problema es con la mentalidad de púlpito.

El púlpito como metáfora de fe ha creado una filosofía equivocada de lo que significa ser cristiano.

Hacer ministerio bajo el modelo del púlpito ha abierto la brecha entre sacerdote y laico. Ha creado un monólogo, dejando que otra voz diga lo que tú también tienes que decir y otras manos hagan lo que tú también tienes que hacer.

La mentalidad de púlpito se ha colado en todo lo que la iglesia hace. Por ejemplo, muestras que decidiste ser cristiano cuando levantas la mano y luego bajas al púlpito, o tienes la gran aspiración de que un día te inviten a predicar desde el púlpito.

Afecta tu manera de vivir y experimentar la fe. Permea todos los medios. Prendes la televisión o la radio cristiana y ¿qué ves o escuchas? Púlpito.

Jesús caminó entre la multitud

Jesús no anduvo en púlpitos ni escenarios. No estuvo en la cumbre del monte del sermón para siempre ni se quedó en el monte de la transfiguración. ¡Menos mal que no le hizo caso a San Pedro! Bajó del monte para estar con ellos. Para estar con nosotros.

Y en seguida toda la gente, viéndole, se asombró, y corriendo a él, le saludaron.

Marcos 9:15

Si seguimos el modelo de Jesús, tendríamos que sacar el púlpito de la iglesia y bajarnos del escenario para caminar con el pueblo. Cambiar el púlpito por sandalias. Y por mesas. Por algo le culpaban de comilón y bebedor (Lucas 7:34).

El púlpito como modelo de ministerio ha perdido su influencia y ha fallado en alcanzar a esta generación. No funciona. Pero estamos ciegos o no queremos ver.

Necesitamos sacar el púlpito de los medios ¿Dónde está la creatividad? Sacar el púlpito de la iglesia. ¿Dónde quedó el llamado a caminar con y entre la gente?

Caminemos con la gente

Reemplacemos la eclesiología del púlpito por la eclesiología de las redes sociales. Las redes sociales como una nueva metáfora de hacer ministerio pueden enseñarnos por lo menos las siguientes 5 lecciones:

  1. Participar
    Las redes sociales dan protagonismo a todos. Nivela. Le hace un downgrade al púlpito y un upgrade al pueblo. Facilita el sacerdocio de todos (1 Pedro 2:9). Exige la responsabilidad de todos.
  2. Conversar
    El lenguaje de las redes sociales invita a la conversación franca y abierta. Recomendar. Comentar. Compartir. Gustar. Seguir. Círculos y amigos en constante conversación. Los emoticons crean un lenguaje nuevo para comunicar nuestros estados de ánimo en una nueva era de alfabetismo visual. Retuitear es la forma corta del viejo dicho “Me lo dijo un pajarito.”
  3. Editar
    Reconócelo. Quieras o no, ya estás en la red. ¿Qué va a encontrar la gente cuando te busquen? El Espíritu Santo edita tu vida y tu historia pero tú tienes la oportunidad de editar tus perfiles para que la gente conozca al transformado tú. Esta es una oportunidad sin precedentes.
  4. Heredar
    Somos la primera generación en la historia de la humanidad por dejar un legado digital. Es nuestra responsabilidad dejar una herencia digital que señale a Cristo y Su poder para transformar la vida. ¿Qué va a decir la red de ti cuando faltes? Es obvio que la tía no actualizó su perfil sino un familiar, entonces ¿Quién será el depositario de tu herencia digital? ¿Quién editará tu perfil cuando no estés?
  5. Escuchar
    ¿Cuándo fue la última vez que el predicador te preguntó sobre el sermón? ¡Oh! si pasaran tarjetitas como la que hay en algunos restaurantes: ¿cuál es su opinión acerca de nuestro servicio? La iglesia que quiere ser relevante debe aprender a escuchar. Escuchar inició una nueva era de la televisión con los Reality Show (programa de realidad). Si aprendemos a escuchar, tal vez podamos crear la nueva Reality Church.

Amo la Iglesia. Creo en la Iglesia. Es probablemente la institución de mayor impacto en la historia. Estoy comprometido a servir en la Iglesia por el resto de días. Pero es hora de cambiar la metáfora.

Quiero beber un jarabe de mi propia medicina: necesito que me ayudes a escuchar. Una buena manera de escuchar es a través de una encuesta. Esta te permitirá conocer mejor a tu audiencia y saber cuáles temas son relevantes para hoy y un futuro cercano. Unámonos para cambiar el modelo y transformar a nuestra generación.

Y tú, ¿usas sandalias o púlpito? ¿Estás en las redes sociales para participar, conversar, editar, heredar y escuchar?

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Vladimir Lugo

Tecnología que libera el poder de tu misión.

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2 thoughts on "5 lecciones de las redes sociales para la iglesia de hoy"

  1. […] con la gente. Son tus consulados generales. Tienen un potencial muy grande y sirven hasta de metáfora de una nueva eclesiología. El asunto con las redes sociales es que si no trabajas en los tres componentes anteriores, las […]

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  2. Vladimir:
    Primero que nada, le doy gracias a Dios por tu vida, y por ser instrumento en su voluntad para enriquecernos en el conocimiento de nuevos caminos, en la responsabilidad de vivir y de compartir Su Palabra. Dios te siga bendiciendo en éste ministerio.
    Reflexionando sobre tus preguntas te puedo decir que: después de haber usado el púlpito en más de una ocasión, el púlpito puede tentar el ego y el confort, dejando a un lado la árdua pero cálida experiencia de las sandalia.

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